martes, 21 de febrero de 2012

Prométeme que serás libre de Jorge Molist



Querido Álex:
Muchísimas gracias por esta maravillosa reseña y, más aún, por tu empeño e insistencia para superar los problemas que han surgido al colgarla. Creo que para los dos tiene un valor añadido: ha sido un gran ejercicio de paciencia :))










 Molist, Jorge “Prométeme que serás libre” (2011) Madrid: Ediciones Planeta

        En esta trepidante novela, Jorge Molist nos traslada al comienzo del renacer del mundo, al inicio de una nueva etapa histórica, nos traslada en el tiempo al siglo quince. La situación política en España está cambiando; los ejércitos aragoneses y castellanos, dirigidos por la estricta y autoritaria voz de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, están llevando a cabo la Reconquista que dará fin a la ocupación islámica en España; Granada es el único recodo que se encuentra dominado bajo la cultura árabe. Por otra parte, en Cataluña, la lucha entre los señores feudales y los payeses está en pleno apogeo, cada vez son más los territorios en los que se pide justicia, en los que se clama ¡Libertad! En este contexto histórico, el autor desarrolla la historia de un niño, Joan, quien ve cómo unos supuestos piratas sarracenos acaban con la vida de más de la mitad de su aldea, capturan  a mujeres y niños, entre ellos a su madre y hermanas, y cómo acaban con la vida de su padre. No obstante, antes de que el hombre respirase por última vez, le hace prometer a Joan que será libre y que cuidará de su familia. Esta promesa se convierte en el tema central de la novela, puesto que debido a ella, el joven se ve obligado a trasladarse a Barcelona, donde se pone al servicio de la gran familia Corró, en su librería de la calle de speciers. Un amor apasionado, desbocado y prohibido, en contra de lo sagrado, que nace entre él y Anna, hija de judíos, junto con un asesinato en una taberna, son los pretextos que le sirven a Joan para subir a bordo de una espléndida y orgullosa galera, la Santa Eulalia, donde cumple condena como reo por haber asesinado al hombre que mató a su padre. La embarcación es un mundo distinto al que se desarrolla en tierra, una jerarquía tirana y corrupta la capitanea; es entre esta jerarquía donde Joan comienza a ascender socialmente, debido a sus grandes dotes como herrero. Gracias a ello, comienza a ganarse el favor de Vilamarí, el almirante, el verdadero asesino de su padre y el raptor del resto de su familia. A bordo de la Santa Eulalia, Joan recorre ciudades italianas como Génova y Nápoles, donde Anna reside como esposa de un importante mercader, por lo que esa ciudad se convertirá en la Verona de Shakespeare, en el escenario de un amor que no tiene límites, un amor por el que se vuelve a cometer un crimen del que resulta muerto el marido de Anna. Cuando Joan consigue, al fin, salir de la Santa Eulalia, intenta reconquistar a Anna pero ésta al descubrir que fue él el verdadero verdugo de su difunto esposo, se niega a quererle. El joven se dedica entonces en cuerpo y alma a buscar a su madre y hermanas. Navega por la costa italiana y justo, cuando sus pensamientos se volvían en contra suya, las encuentra y juntos parten de nuevo a Roma, donde el joven se había establecido. De nuevo, renovado por el cariño de su familia y por la reciente esperanza de iniciar un negocio, intenta reconquistar a Anna. Sólo un libro hecho por Joan, ofrecido a Dios como prueba de amor, y escrito con tinta roja, de intenso amor, sirve para tal fin. Ahora, juntos, se enfrentan a un esperanzador futuro que llegará al rayar el alba del siguiente día. 

        Desde mi punto de vista esta novela, aquí presentada, es un fascinante y emocionante relato al que no le falta ningún detalle. La acción es dinámica, ya que se renueva constantemente con el cambio de escenarios, que a su vez proporciona una ampliación en la amalgama de personajes. La adjetivación y descripciones que el autor realiza son tan intensas, que realmente sientes la suave brisa del mar cuando te encuentras a bordo de la Santa Eulalia, el curioso olor de las especias en la calle barcelonesa de los especieros, el picor de los traviesos rayos que calientan el mediterráneo suelo de la Toscana o el tradicional olor del papiro al ser bautizado con orgullosa y grandilocuente tinta. En cuanto a la ambientación histórica, he de decir que es muy buena, ya que cada vez que pasan los años, Jorge Molist realiza una breve descripción de la situación bélica del momento, situación que en la última parte de la novela afecta al protagonista de la misma. Los personajes están muy bien desarrollados, tanto interior como exteriormente y todos realizan una intervención “necesaria” para el desarrollo de la novela; con esto quiero decir que no existen personajes de más, puesto que la aparición del gran número de éstos está más que justificada por las consecuencias de los actos que éstos realizan y que integran el cuerpo de la novela.

    A modo de conclusión, me gustaría definir la Novela, porque es un relato con mayúsculas, con una sola palabra: entrañable.

viernes, 17 de febrero de 2012

El Principito: La rosa.





Supongo que todos conocéis El Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Esta semana me ha dado por releer capítulos o partes concretas de libros que me gustan y al leer esto, me he acordado de vosotros. Espero que os haga pensar.

jueves, 9 de febrero de 2012

Lucha.


La verdad ya era verdad antes de sacarla a la luz, antes de conocerla, antes de mirarla de frente.
La verdad estaba ahí acechando aunque trataras de ignorarla, aunque quisieras mirar hacia otro lado, aunque hicieras como que no te importaba.
La verdad era como un secreto que no se cuenta, como unos ojos que no se vuelven, como una palabra que no se escapa.
Estaba allí, esperando que no salieras a buscarla.
Y saliste.
Ahora la mentira tendrá que pelearse con ella. Tendrá que luchar por oscurecerla, por desfigurarla, por pasar de lado.
Tendrá que saber más que ella, tendrá que evitar sus ojos, tendrá que gritar más fuerte.
         Sólo queda saber cuál de las dos se volverá antes ciega, muda o sorda.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Para Alberto.

Hace unos días alguien me preguntó para qué sirve leer. Lo más curioso es que creo que no se estaba quejando al hacer la pregunta sino intentando que yo le diera una respuesta satisfactoria. Ante preguntas como ésta me siento pequeña, me emociono un poco, el corazón se me pone en la boca y con él hablo. Por eso pienso, que quizá, no me entendiste del todo. 
Así que, preocupada porque no me gusta dejar dudas sin resolver, pensé cómo darte una mejor respuesta. Entonces, recordé esto que leí. Por supuesto, yo no comparto su idea de una vida finita, pero está bien escrito y te puede ayudar.
Alberto, espero que te sirva un poco. Doña Rosa Montero, espero que no me acuse usted de plagio. He soñado leyendo todos sus libros, que me vigilan desde la estantería mientras escribo esto. 




       "Siempre me ha dado pena la gente que no lee, y no ya porque sean más incultos, que lo son; o porque estén más indefensos y sean menos libres, que también, sino, sobre todo, porque viven muchísimo menos. La gran tragedia de los seres humanos es haber venido al mundo llenos de ansias de vivir y estar condenados a una existencia efímera. Las vidas son siempre mucho más pequeñas que nuestros sueños; incluso la vida del hombre o de la mujer más grandes es infinitamente más estrecha que sus deseos. La vida nos aprieta en las axilas, como un traje mal hecho. Por eso necesitamos leer, e ir al teatro o al cine. Necesitamos vivirnos a lo ancho en otras existencias, para compensar la finitud. Y no hay vida virtual más poderosa ni más hipnotizante que la que nos ofrece la literatura. Estoy convencida de que a todos los humanos nos aguarda en algún rincón del mundo el libro que sería perfecto para nosotros, la lectura que nos abriría las puertas de ese mundo maravilloso que es la literatura. De modo que aquellos a quienes no les gusta la lectura sólo serían individuos que aún no han tenido la suerte de encontrar su precioso libro-llave personal. Verán, yo creo mucho más en esta predestinación que en la amorosa. En realidad me es bastante difícil confiar en la existencia de la media naranja sentimental, de un alma gemela que ande pululando por ahí a la espera de que un día nos tropecemos. Pero en los libros, ah, eso sí: en los libros sí creo. En el susurro embriagador de las buenas novelas. En las historias que parecen estar escritas sólo para mí.
     Porque, cuando nos gusta un libro, siempre nos parece que sus páginas nos hablan directamente al corazón, que sus palabras son nuestras y sólo nuestras. Y en alguna medida es cierto que es así, porque al leer completamos la obra, la interpretamos, la enriquecemos con nuestra necesidad y nuestra pasión. No hay dos lecturas iguales. Ahora bien: aunque la experiencia  de la lectura sea única, lo cierto es que gracias a los libros nos hermanamos. Cuando, yendo en el metro o en un avión, voe a alguien ensimismado en una novela que a mí me ha gustado, siento una instantánea afinidad con esa persona. ¡De algún modo me encuentro dentro de su cabeza y de sus emociones! Yo también he estado allí y he vivido lo que él o ella está viviendo. Gracias a los libros compartimos nuestros sentimientos, aprendemos de los demás y nos sentimos acompañados no sólo en nuestra pequeña existencia, sino en algo mucho más general, mucho más grande que nosotros, algo que nos engloba a través del tiempo y del espacio. ¿No es prodigioso poder vibrar con las palabras de alguien que lleva muerto un siglo, por ejemplo? Cuánta esperanza hay en el acto de leer. La esperanza de poder entender a otro ser humano. De sumarte a su fugaz trayecto por la vida.

                Para mí los libros son verdaderos talismanes. Me parece que, si tengo algo a mano para leer, puedo ser capaz de aguantar casi todo. Son un antídoto para el dolor, un calmante para la desesperación, un excitante contra el aburrimiento." 


Montero R., (2011), El amor de mi vida, Alfaguara, Madrid, pp. 14-15

lunes, 6 de febrero de 2012

Recordatorio.

Me llegó este vídeo ya hace años y hoy lo he vuelto a recordar gracias a Cristina Vallés de 1º de Bachillerato. Mil gracias, Cristina y mil gracias a todos lo que hacéis que todo sea un poco mejor para los que os rodeamos.

viernes, 3 de febrero de 2012

ELOGIO DE LA VIDA POR BEATRIZ RIVERO.

De pronto, me he puesto a mirar fotos de hace tiempo y me ha venido este poema a la cabeza. Supongo que me llevaba acechando varios días. Espero que os guste.




ELOGIO DE LA VIDA por Beatriz Rivero.
Qué hermoso es estar vivos,                              
intensamente vivos y disfrutarlo todo                    
desde la entraña misma de la vida.                      
Aspirar por ejemplo con hondura                          
el aroma del pan recién horneado                        
y sentirnos sembrados de trigales,                      
de buena levadura,                                      
de manos amorosas que le dieron                          
un sabor celestial con su dulzura.                      
Gozar con el saludo del vecino,                          
con la risa infantil que pedalea                        
sobre el viejo triciclo,                                
con el vuelo armonioso de las aves,                      
con la verde canción que canta el grillo                
o con la lluvia mansa                                    
cuando pinta con sus pecas de hielo                      
los cristales.                                          
Hay demasiada muerte a nuestro lado                      
y para derrotarla                                        
hay que seguir viviendo,                                
gozando la palmada del sol cada mañana                  
y su abrazo fraterno y compañero,                        
el viento redondeando las naranjas,                      
el olor de crispetas dominguero                          
y el ballet de palomas en los parques                    
bajo el canto pregón de los venteros.                    
Disfrutar de los besos, de la música,                    
de nuestros pasos sobre el pavimento,                    
de poder abrazar un amigo,                              
de gritar un te quiero,                                  
de un libro viejo y un café caliente                    
en las noches de invierno,                              
y de esa fuerza inmensa de que está hecha el alma        
que nos ayuda a derrotar por siempre el sufrimiento.    
Hay que gozarlo todo,                                    
no importa cuántos años habiten nuestros huesos.        
Si son pocos, gocemos                                    
de la limpia tersura                                    
que adorna nuestro cuerpo,                              
descubramos el mundo a cada paso                        
desde la hormiga humilde hasta el lucero                
y saquemos de adentro la alegría                        
para estrenarla a diario                                
como un vestido nuevo.                                  
Hay que seguir gozando de la vida                        
aunque ese escultor llamado tiempo                      
haya tallado en nuestro rostro arrugas                  
o haya encorvado un poco nuestro cuerpo.                
Hora es de cosechar amaneceres,                          
de disfrutar silencios,                                  
de asombrarnos de nuevo con el mundo,                    
de mirarnos por dentro                                  
y sabernos preñados de alegría,                          
sin miedo a soledades ni a recuerdos.                    
Hay que vivir la vida a cada instante                    
con un gozo infinito, con agradecimiento,                
y cual si fuera una cometa enamorada                    
de algún pedazo azul de firmamento,                      
soltarle su cordel para que vuele                        
desposada por siempre con el viento,                    
hasta encontrar a Dios                                  
para contarle,                                          
con palabras redondas de contento                        
que fue maravilloso haber vivido                        
con honradez, pasión y sentimiento.   

jueves, 2 de febrero de 2012

Para mirar e imaginar.


Hola de nuevo. Ana de 1º B ESO nos ha mandado estas dos fotos tan chulas. ¡Me encantan! Me gustaría que, si alguna vez mandáis fotos, escribáis algo sobre por qué os gustan en inglés o en español. Estas las vamos a usar para hacer descripciones en clase de Inglés, ¡pero ya!
Ana, muchisimas gracias.





miércoles, 1 de febrero de 2012

De cabeza.


Hoy lo vi. Estrellado por despiste como dice su autor, que lo titula para delicia mía: "Accidente aéreo". Lleva ahí arriba desde hace seis años, en un edificio donde pocos vecinos saben cómo aterrizó sobre sus cabezas. Un hombre que sobrevuela la ciudad y, de pronto, cae en una azotea, se retuerce un brazo y abre un edificio con un golpe de su cabeza. Una cabeza color turquesa, de bronce para más señas, que no puedes observar desde abajo. Pero te atrapa, a pesar de los andamios que hay en la esquina de enfrente, donde se le ve patas arriba como el ánimo algunos días, te atrapa. Si además hace sol, estás de buen humor y has disfrutado perdiéndote viendo un mercado, la plaza del mismo y mil calles que te recuerdan a antiguos oficios, es una delicia apoyarte en la pared y mirarlo.
Sabes que presumes de mirar para arriba, de ser inquieto, de conocer Madrid, de saber mil historias. Pero en un momento comprendes lo que te gusta que otros te enseñen, lo que te gusta sorprenderte, lo poco que te importa ir de cabeza muchos días, como ese ser que ves, si luego hay tardes que te deparan deliciosos paseos con las pecas al sol.
Y todo esto me ha llevado al autor de la obra y a esta frase suya que tanto me sugiere:  "El tiempo es sólo un concepto cerrado por el lenguaje. Abrámoslo. ¿Por qué no creer que, en otro tiempo, un tipo tarda miles de años en ir a por el pan?". Por lo que se ve este tipo no llegó.
Y esto es solo una foto, pero pásate por la calle de los Milaneses 3 y lo verás. Yo lo vi gracias a alguien que decidió compartir una imagen y una historia un día conmigo. Javier, siempre, gracias :)